LA INVENCIÓN DE LA HISTORIA
Hace unos días el escritor arequipeño Gregorio Torres Santillana presentó su primera novela, “Espejos de humo”, finalista del Concurso de Novela Corta organizado por la Cámara Peruana del Libro. La novela relata, entre otros misterios, el paso del Libertador Bolívar por Arequipa. Uno de los cuentos de Goyo, “Cuando llegaron los Wayruros”, fue finalista en el COPÉ 2010.
Entre tu primer libro de cuentos, El amor después del amor, y tu primera novela, Espejos de humo, han pasado casi diez años. ¿Te ha costado pasar de un género al otro?
El paso a la novela fue, creo, natural. En un momento me di cuenta que algunos cuentos se extendían demasiado y más parecían noveletas. Así que los fui reservando para narraciones de largo aliento. Algunos de esos temas acabaron en Espejos de humo.
¿Cuánto de aquel Goyo Torres sobrevive en la novela?
Corresponden a dos distintos momentos de mi vida. En los últimos seis años me ha interesado el tema histórico, particularmente regional. Espejos de humo y Cuando llegaron los Wayruros son muestra de ello. Me interesa la historia como material para ficcionalizar, para ironizar verdades establecidas. Juego con la historia e intento quitarle la máscara de seriedad.
Has publicado crítica, ensayos, un libro sobre técnicas narrativas; ejerces la docencia… ¿Eres un escritor que vive de la academia o un académico que se divierte haciendo literatura?
La mío es la literatura. Un tiempo me dejé ganar por la crítica y la teoría que –dicho sea de paso- son tan apasionantes como la ficción. Hasta que un día saqué cuentas. Una especie de sinceramiento conmigo mismo. Yo había ingresado a la Escuela de Literatura, descartando otras posibilidades, porque deseaba escribir. Quince años después, sólo había publicado un libro. Decidí regresar a la ficción y quedarme allí. Como la escritura no da para vivir, enseño literatura y me gano los porotos. Pero, ojo: las dos actividades no se contradicen. La docencia te quita un poco de tiempo, pero lo hago con placer.
En Espejos de humo relatas una supuesta conspiración contra la vida del Libertador Bolívar. ¿Te basaste en algún detalle de nuestra historia o es puro juego literario ambientado en la Colonia?
La novela tiene, de hecho, un marco histórico; sin embargo, la fábula de la novela, la trama urdida a partir de la protagonista de la segunda parte, Eva Medina, es ficción. La historia es sólo pretexto. La historia de Arequipa se presta mucho para este juego. Desconocemos detalles de nuestro pasado, está además la posición ambigua de la aristocracia arequipeña frente al poder español y luego frente a Bolívar. La novela pretende jugar con esa ambigüedad.
La protagonista es una mujer disfrazada de hombre: a veces Eva, a veces Evaristo. Travestismo en tiempos de la Colonia; la sola idea tiene tanto de atrevimiento como de fino sentido del humor…
Eso es lo bonito de la literatura. Te permite jugar sin que tengas que rendirle cuentas a nadie. Por otro lado, me agrada la trasgresión. Sociedades como la nuestra, con una fuerte tradición católica, se regodean en la doble moral. Por ejemplo, se intentó esconder la presencia de homosexuales o bisexuales en la historia oficial, cuando sabemos que las cortes virreinales estuvieron plagadas de estos personajes. Se intenta mostrar una iglesia inmaculada, cuando fue la que mató, decapitó y mandó a la hoguera millones de seres humanos. La literatura desarma estos reductos de poder y los alegoriza. Recuerda que el arte es la conciencia crítica de una sociedad.
El final es desconcertante. ¿De novela conspirativa pasamos a un caso psiquiátrico? Ambas posibilidades terminan mordiéndose la cola…
Depende cómo se lea la novela, creo. Desde las primeras líneas se plantea que quien cuenta la historia no está necesariamente dentro de la cordura que exige la sociedad. Ese narrador esquizofrénico cuenta una historia que sólo puede salir de su afiebrada imaginación. El libro que está escribiendo el loco es, precisamente, Espejos de humo.
Estás pronto a publicar un nuevo libro. ¿Qué otros planes tienes a corto o mediano plazo?
Tengo listo otro libro de cuentos. Y dos proyectos de novela. No sé cuánto tiempo demanden, quizás los próximos tres o cuatro años. Espero que no sean tantos ni ocurran imprevistos que los trunquen. Veremos qué sucede.
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